Viernes 26 de abril.
Cerca de las diez de la
noche, el Pato recibió un llamado del Tincho.
- Tincho…
- Pato, ¿te enteraste?
- Hmm… creo que no.
¿De?
- Se viene una nueva
misa.
- ¿En serio? – se
entusiasmó el Pato - ¿Cuándo, dónde?
- Te vas a morir.
- A ver…
- Acá en Mendoza. Lo
confirmó el Paco vía Twitter: el 14 de setiembre toca el Indio en
el Estadio Malvinas.
El Pato no terminó de
decir la palabra “jodiendo”, cuando le entró un nuevo llamado.
Se alejó el celular de la oreja mientras el Tincho exclamaba “¡Te
lo juro, boludo!” y vio que del otro lado de la línea ahora
llamaba el Bruno.
- Ya te llamo, Tincho –
y cortó para atender a su otro amigo.
- ¿Es verdad? -
preguntó el Pato sin decir ni “Hola”.
- Pato, viene el Indio a
Mendoza. ¿Ya te enteraste?
- Me lo acaba de decir
el Tincho. ¿Es cierto, entonces?
- Está en el Twitter
del gobernador. No creo que sea verso.
- Hoy te hackean
cualquier cuenta – dijo, escéptico, el Pato.
- Pero no para dar una
noticia así – estimó el Bruno -. Si le hackean la cuenta al
gobernador será para rigorearlo por la minera Vale, o por la
inseguridad… pero no para ilusionar a un grupo de fanáticos. Sería
un caso interesantísimo de cyber-alpedismo severo.
Se hizo un silencio de
unos segundos y el Bruno, del otro lado de la línea, pudo sentir la
sonrisa del Pato.
- Entonces… ¿tenemos
misa en casa?
- Tenemos misa en casa,
Pato.
Yo estaba echado en el
sillón viendo tele cuando sonaron los primeros acordes de “Todo un
palo” en el ringtone de mi celular. Era el Pato.
- Pato, ¿cómo andás?
El Pato estaba, a esta
altura, exultante. Por mi tono de voz debe haber advertido que yo
todavía no manejaba la primicia, así que contestó con toda la
tranquilidad de quien se sabe oportuno para las buenas noticias:
- Contento, hermano. Muy
contento porque acaba de llamarme el Tincho, y después el Bruno para
confirmarme que el 14 de setiembre toca el Indio Solari en el Estadio
Malvinas de Mendoza. Ya lo dijo el gobernador en su cuenta de
Twitter, ya es oficial.
Yo lo pensé unos
segundos.
- ¿El gobernador?
- Sí.
- ¿El Paco?
- El Paco Pérez, sí.
- ¿No le habrán
hackeado la cuenta?
Sábado 27 de abril.
En todas las portadas de
los diarios mendocinos hay al menos una foto del Indio Solari donde
se anuncia formalmente su visita en setiembre. Por su lado, Facebook
arde con la primicia. Me lo encuentro a Facundo en el chat. Le digo
que tenemos que ir, que vamos a cantar toda la noche, y él reconoce
que de la carrera solista del Indio no se sabe un solo tema. “Pero
es en setiembre -parece pensar-. ¿Cuántos discos son?” Le
contesto que tres. “Sí, puede ser. En cuatro meses te los
trabajo”. Le comunico que ya confirmaron el Tincho, el Pato y el
Bruno. “Como era de esperar”, me reconoce Facundo.
Domingo 28 de abril.
Ya es noticia en todo el
país: el Indio confirmó el recital de setiembre en Mendoza a través
de su manager. “Nos espera la ciudad de Mendoza, exuberante,
hermosa y muy cuidada por su gente” reza Solari en su comunicado.
Lunes 29 de abril.
Como todas las mañanas,
entro al Museo pasadas las nueve de la mañana. María Teresa, la
directora del Museo y por ende mi jefa, no ha llegado aún (está de
reunión en el Ministerio). Salgo a esperar a Horacio, el cafetero.
Cuando llega advierto que la heladera de su bicicleta luce una
impresionante foto del Indio, pegada sobre uno de sus costados. Debe
ser nueva, no la había notado antes, pero no pregunto nada. Horacio
es de los que se te cuelgan hablando y pueden ser las doce del
mediodía y no sabés cómo sacártelo de encima.
Miércoles 1º de
mayo.
A la noche, aprovechando
el feriado del Día del Trabajo, hay asado en lo del Pato. El dueño
de casa nos recibe al Bruno, a Facundo y a mí. El último en llegar
(pasadas las diez) es el Tincho y ni bien cruza la puerta lo hace con
una cara de culo importante, como si hubiera recibido una noticia
fatal. Y nos explica que el sábado 14 de setiembre es la fecha de
casamiento de su hermano mayor Javier con su novia de toda la vida,
Susana. El Tincho se había olvidado; su madre se lo había recordado
ayer.
El Bruno, impertinente,
le dice que si se cae al casorio después del recital, puede zafar.
El Tincho lo mira con una expresión vacía que se parece mucho al
odio.
- El casamiento es en
Córdoba. Susana es cordobesa – informa el Tincho.
Un inevitable “Uh”
se nos escapa al resto, a coro, para terminar con un silencio
prolongado, incómodo. Y de inmediato, el silencio se llena con la
música de fondo que proviene de los parlantes del Sony del Pato,
casi como si se tratara de un ángel sarcástico oficiando de DJ: la
canción que suena es “Susanita” de los Redondos.
* * *